DIGNIDAD

viernes, 20 de agosto de 2010

SAMBAYÁ


La mejor foto obtenida, aunque no la única

Le decía a Mateo, mientras corríamos –cuán entrenado está el puñetero y qué poco yo-, que no he podido ir más que al concierto de Alberto Pérez. Y que iba a escribir acerca del de Sambayá, de oídas.

Algo, decía yo, pondré, dado que José Miguel y Maribel me proporcionaron material, pues me dieron sus opiniones (de ésta transcribo lo que me mandó por correo electrónico: “La actuación estuvo muy bien, para no variar se fue la luz, una sola vez pero mucho rato, ya te puedes imaginar el mal rato que pasamos, por suerte el público, al que se le puede llamar con toda justicia respetable, se portó muy bien, no se levantó el personal indignado sino que se quedó a esperar en silencio y comprensión. Los músicos de este grupo son buenísimos, nos parecieron estupendos todos, Alberto es muy bueno y parece un chaval estupendo. Yo creo que la gente se fue contenta y eso que no era un estilo que le guste a todo el mundo, sobre todo a la gente mayor -más mayor que nosotros, se entiende-.”) José Miguel me dijo lo mismo. También haciendo hincapié en lo del pianista. Pues vaya, qué bueno es el grupo y qué bueno es el tío, ¿no?

Y Mateo, cosa que no me esperaba, añadió que él ya estaba avisado, pues había tenido la oportunidad de ver antes su actuación en un lugar de Madrid, en el Capricho, o algo así. Y, pues le había gustado mucho en esa ocasión, dijo que, desde que supo que venían a Tauste el día 8, pensó en no perderse ese concierto, donde, además, supuso que se iba a estar más fresco y a gusto, por cierto. Es curioso todo ello, pues no es Mateo persona dada a expresar los placeres, los gustos. Ni siquiera a mí.

Le decía, casi con el liviano en la boca, que se me ocurre que propondré al resto de las personas que nos dedicamos a organizar los “Veranos”, llevar a cabo una encuesta, con el objetivo de averiguar el grado de complacencia de los asistentes respecto a las anteriores ubicaciones, a saber, el recreo del Colegio Alfonso I –ése que me gustaría que se llamara Escuela 23 de abril-. Le comenté un dato que recuerdo del año pasado: cuando vinieron los Silver Beats, los organizadores más veteranos dijeron que era la primera vez que se habían rebasado los 100 espectadores-. Hogaño, sin embargo, en los tres conciertos se superó esa cantidad sobradamente –en el caso de Amancio Prada estuvo más cerca la cosa de los 200 que de los 100-. Teniendo en cuenta que la mayor parte de los conciertos se celebran en agosto, no sé cómo interpretar el dato. Él tampoco. Sí que me hizo ver que le parecía buena la idea la encuesta y que la cantidad de personas puede no tener que ver con el sitio –o sí-.

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