DIGNIDAD

jueves, 26 de mayo de 2011

NO FÍO EN LA CORBATA


Es definitivo: no me gustan las corbatas. Fijémonos en una de ellas, en la que ostenta, luce o exhibe el mozo de la foto –al que, prudente y discretamente he quitado la parte que pudiera significar su identificación- y observemos un detalle, que es, por otra parte, habitual: esa prenda que menciono señala siempre un lugar. Y con ostentación, como haciendo alarde de que ahí, donde esa punta de flecha indica, está mi identidad, mi señorío. ¿No es, pues, machista, la corbata? Aunque algunas mujeres la lleven, también señalan su entrepierna, es decir, dan importancia a esa parte de la anatomía como si fuera, más que la primordial, la única. Y ese modo, reconozcámoslo, es un modo machista, el modo de alardear de lo que se posee, máxime cuando se señalan las partes llamadas pudendas. Y, ojo, que yo, como Woody Allen, digo que el segundo órgano más importante para mí es ése –en realidad, ambos nos referimos a la función, más que a la anatomía, es decir, a lo sexual, más que a los cojones y eso- y, en mi caso, el primero no es el cerebro –o lo intelectivo, dicho de modo funcional-.

No se ven muchas en la primera línea de las concentraciones de las plazas de España, ésas que han adquirido diversas denominaciones a lo largo de su escaso tiempo de vida, Democraciarealya creo que fue el primero. Y digo bien: en la primera línea, en la que aparece ante nuestros ojos. Por detrás, ya, no lo sé, no se ven en todo caso, los de atrás. Bien, iba yo a que desde un principio este movimiento quiso hacer ver, quiso dejar claro que no van en contra del sistema y que no propugnaban la abstención. Sin embargo, en algún sitio de los suyos, como apoyo argumental contra lo sucedido y lo declarado el día 22, en cuanto a las elecciones, se arrogan como un triunfo el 33% de la abstención. Pues bien, como ya he dicho en la anterior entrada y en alguna otra ocasión (con leer el tercer párrafo de lo enlazado es suficiente para lo que digo), yo me manifiesto como contrario a este sistema. Y no pasa nada, ni me pasa nada. Pero ellos no, ellos, desde el principio, supongo que pretendiendo aparecer como buenos, dejaron claro que no iban en contra del sistema, que pretendían convencer al personal de lo bueno del voto, no a los grandes partidos, pero voto. Por tanto, la abstención no deberían tomarla como muestra del éxito de sus manifestaciones o propuestas. Sigo pensando que dicen cosas que suscribo a pies juntillas. Sigue chocándome que no haya habido incidentes con la cantidad de personas congregadas, lo bien que están organizados. La buena intención prístina, aparentemente al menos, de tratar de remover consciencias y conciencias. Respecto a este objetivo, mira por donde, habría que hablar, habría que desmenuzar un poco su consecución, sus causas y efectos. Veamos: la consciencia ha podido verse iluminada en algunos casos. O en muchos: no porque piense que el personal esté adormecido, sino porque a lo mejor no pensaba de manera demasiado coherente, quizá porque ya se había preocupado el poder de tratar de anestesiar, de tratar de no permitir al individuo pensar mucho. Lo uno lleva a lo otro: ser pensador, buscar argumentos, lleva a que la conciencia nos diga qué debemos hacer, cómo hemos de comportarnos. Y así podríamos interpretar muchos de los números que han salido en cuanto a los votos del día 22: unos han pensado y, conmovidos, han actuado; otros, con la consciencia siempre alerta o despierta y con la conciencia siempre igual, inamovible (probablemente, según la definición que de esa cosa recuerdo que se hacía en el catolicismo, serían de conciencia laxa, en modo alguno bien formada ni escrupulosa), también han actuado: gentes que presentan a delincuentes para ser sometidos a plebiscito; gentes que aclaman a esos delincuentes, quizá porque les envidien, porque quieran medrar como ellos, esas gentes no se conmueven. Estas manifestaciones no les hacen mella. Ghandi no hubiera tenido “chance” en estos tiempo y lugar. Sigo pensando que no veo claro ese movimiento yo, aun no siendo evidentes las corbatas, no sé si no las hay.

Esta noche, a las 9, toca tertulia, a ver si hablamos de todo esto, a ver si obtengo algún punto que me aclare todo este mar de dudas en el que me muevo.

Pero lo de las corbatas lo tengo claro: no me cuacan; podría soportar las de tipo “Blues Brothers”, esas que no terminan en punta de flecha, son negras y delgadicas. Me resultan simpáticas –aunque, insisto, no soy de corbatas yo, en todo caso me inclinaría por la pajarita-.

1 comentario:

Luis dijo...

Muy bueno lo de la corbata, daría para un estudiopsicosociológico. Del comentario sobre los "soleados", la verdad es que da la impresión de que nada es lo que parece y la verdad es que comienza a inquietarme no tener a nadie en quien confiar, salvo en ti mismo... y con reservas... Mira lo que le ha pasado a la Carme... Un abrazote y enhorabuena por el artículo!!