DIGNIDAD

martes, 17 de enero de 2012

OTRO CONSEJO: EL PRIMERO DE 2012





Estoy seguro: Brey ha desaparecido. Y lo ha hecho para pensar en abundancia, y hacerlo con circunspección suficiente, acerca de los consejos que le di en este mismo blog el día 20 de diciembre pasado sobre la Sanidad. Seguro que sí. Que es eso. Que es por eso por lo que no se deja ver ni nada.

Había pensado a continuación seguir dándoselos respecto a la Educación. Sin embargo, he decidido rectificar, pues es en la Economía en el tema que sus acólitos van mostrando y propagando sus saberes. Y que escasos, al parecer, no son.

Veamos. Pongamos un ejemplo simple y a la vez intrascendente en el sentido de que no nos es imprescindible para vivir: La subida en el canon a satisfacer o solventar cuando se nos ocurre hacer uso de una autopista ha sido de un 3’2 % -si no me he equivocado al mirar el dato-. Bien. El argumento esgrimido para justificar dicho incremento en la tasa ha sido el de que la cosa es deficitaria porque el personal ha dejado de hacer uso de ese servicio. Y ha dejado de usar ese servicio por serle oneroso. O sea: el personal, por ser caro usar la autopista, deja de usarla. Por lo que, como a quien la explota no le sale tan rentable como antes,  la grava, con mayor peso -¿se dirá así en el argot en el que me muevo?-, a quien ese servicio usa… Y, digo yo, el fin último de esta medida, ¿no será el mandar a tomarpolculo las autopistas? Es decir, si un bien existente –ignoro lo útil o imprescindible que pueda ser- adquiere un valor prohibitivo para la mayoría de posibles usuarios, dejará, por pura lógica, si no de existir, sí de estar en el mercado.

En fin, se nos incitaba a consumir. Los más modernos o progres o vanguardistas criticaban el afán consumista. Y todos estaban en la misma rueda, en el mismo juego –hasta los rublos, mis eternos dudosos rublos, alguien hay por ahí que sabe a qué me refiero pues lo he hablado con ella antes… sí, ella, ¿acaso es mejor hablar con él?-. Pues bien, sin embargo hoy en día las cosas quedan un tanto difuminadas: es preciso estimular el consumo, si se quiere mantener el estado del bienestar –cosa que no tiene mucho que ver con el concepto vital liberal, que es el status que más pareciera pretenderlo, a priori al menos-, porque, si no, muchos de los que votan ese sistema o régimen se irían, a lo Carpanta, a vivir bajo algún puente no ocupado. Por dejarlo clarico: si dejo de usar la autopista, habrá quienes se resentirán en su economía, lo que acarreará que otros también lo hagan. Los coches durarán –a ver, si no- más, así que se tendrán que construir menos… habrá menos operarios que los construyan, que compren pan y jamón de York… así que a qué fin tanta tienda y tanta hostia. Aparte, quién va a poder comprar nada, salvo los que se están enriqueciendo de tal manera que se inflan a comprar, como nunca, Rolls Royce, Cartieres y cosas de ésas. En resumidas cuentas, habrán ganado tanto, habrán esquilmado tanto, que habrá, por el momento, mucho lujo que adquirir… y nada más. Y, poco después, cuando todos los pobretones se hayan ido a la mierda, muertos de hambre y de todas esas miserias que se mueren los que no pueden llegar a ciertos “niveles”, los ricachos que queden, ésos a los que hayan dejado en esos lugares quienes, merdellones como ellos, pero sin sus “posibles”, allí los hayan aposentado, también se irán a hacer puñetas, pues no son comestibles los relojes diamantinos ni los coches “ultra hósticos”. En fin, que no hay melón, del que opíparas tajadas quieren tantos, para todos. No, al menos, cultivando el campo de la manera en que se está haciendo.

Qué majaderos pueden ser los humanos, sean o no “gentuza”. Qué torpeza nos embarga, nos aniquila y nos pone en el sitio: en el abismo.

Y luego, claro, hay psicólogos que se deprimen y eso, no sólo por lo dicho sino también porque ya veremos cómo acaba la Vicepresidenta del Gobierno (a quien haberle puesto de nombre Soraya ¿no habrá sido una especie de premonición por parte de sus padres en cuanto a que pueda significar que es la hermana –sor- encargada –aya- en las casas principales –Gobierno de España- de custodiar niños o jóvenes –todos nosotros, vamos- y de cuidar de su crianza y educación?), que pa mí que lo de esta mujer no es velar por su higiene mental. Y esas vorágines luego se pagan.

Vea, en fin, señor Brey, estos informes de sabios:
 http://www.attacmadrid.org/?p=3276 y hasta la próxima, si me apetece asesorarle más veces.