DIGNIDAD

martes, 1 de diciembre de 2015

DE EFEMÉRIDES


           
                             
            Mateo y yo gustamos de correr cuando, sin cierzo, está la mañana a entre -1o y -3o. Así que hemos salido y disfrutado de 6 kilómetros al fresco quieto.

            Hoy, día en el que se ha decidido reivindicar la lucha contra el SIDA. Y le he hablado de que el miércoles pasado, el 25 de noviembre, era, también, otro día reivindicador, el llamado de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Le he dicho que sólo hubo en Tauste un acto, el nuestro, en el que se trataba de poner en evidencia el hecho de que la mujer, en muchísimos casos y de forma desconocida, vive sojuzgada hasta el terror (entre otras cosas, porque se sabe oculta). Muchas acaban muertas: el problema no es pequeño, me parece. Y sólo asistieron 42 personas. Trece eran de Ejea, tres de Alagón, una de Pedrola, dos de Zaragoza… O sea, de casa, veintitrés. Me dio rabia y pena, le decía a Mateo. No porque considere que tenga razón siempre, o porque el acto fuera una maravilla… no. La pena y la rabia y el desasosiego y las tripas revueltas eran porque, imaginando el símil propuesto del Iceberg, que muestra sólo una parte de diez (es decir, sólo veríamos, metafóricamente hablando, las personas muertas, que son alrededor de 100), habría 900 escondidas, no vistas, bajo la superficie. Si no nos conmueve que haya, por cada muerta, 9 más que viven aterrorizadas por la violencia cotidiana a la que están sometidas, estamos apañados.

            Mateo ha dicho que quizá no hubieran asistido por convocar el acto PODEMOS. Puede que tenga razón. Sin embargo, había más de cuatro personas no adscritas a esa organización. Si las elecciones hubieran sido en marzo, o la ONU hubiera decidido que ese día fuera en junio, nosotros lo hubiéramos convocado igualmente: no nos movía afán electoralista.

            Hoy íbamos a dar condones. Nos han dicho que no, que molestaría a muchísimos padres: pues nada, nos hemos quedado sin explicar, entre otras cosas, que, pues se folla, lo apropiado y lo sano es hacerlo bien.

                                                                                                                                  (Agradecemos los de aquí a Amparo Bella y a Esther Moreno que vinieran y nos contaran)